viernes, 15 de septiembre de 2017

Identidad de una Ciudad





Conocì esta ciudad cuando era construida por el hombre.
El mundo era un extraño platino en ese entonces.

En ese tiempo pensaba un poco màs en las estadisticas.
En la infraestructura del pan.
En una serpiente de humo.

Estaba construida por sauces y grietas en ese entonces.
Por pedazos de alhambras colgando de un periodo.
De un ciclo de agua en los martillos.
En las astillas.

La conocì bajo el auspicio de una figura subordinada
al polen.
Al conocimiento y la sabidurìa de los equilateros.
Dentro. Ensimismado siempre en un epicentro.
Todo epicentro -demàs està decirlo- es una alquimia.

Yo descendìa de lo sobrenatural en ese entonces con un
paraguas de bronce en las manos.
Con un vilo marsupial. Hecho de tejidos semejantes a
los que detallan por la noche los silencios de un
invertebrado. 
Sus ruidos.

Yo regresaba del mar.
De una playa con un millòn de agujas en un grano de arena.
Llevaba en mi sombra el ejercicio de un bozal.
Los simulacros enteros de los perdigones.

Pero del mar se regresa sin una ola en los ojos.
Y la mirada en ellos no puede reproducir aquellas.
El lenguaje intenta retratarlas, pero no siempre es asi.

El lenguaje ondula y zarpa.
Coloca crines entre los hombros.
Occidentales memorias de una plaza donde se balancean
entre la transparencia los cuchillos.
El suelo de un homonimo. La sangre de un cordero.

Conocì esta ciudad cuando era construida por los hombres.
Està a medio camino de haber llegado a su fìn.

Por lo tanto no esperes que alguien -ahora que llegas- te 
reciba.

Esta ciudad a medio construir a pesar de ser edificada 
por el hombre.

El mismo no habita en ella.















No hay comentarios:

Publicar un comentario