miércoles, 13 de septiembre de 2017

El Roce de la Naturaleza





Es posible que asi exista un àrbol. 
De esa manera.
Que los pelicanos cuenten entre la lluvia sus paràbolas.
Que lo jinetes esriban a diario a los gitanos.

Que lo irracional posea la representatividad de
una antorcha.
Que la vida cuelgue un poco de nosotros, casi sin darnos
cuenta en aquello llamado existencia.
Que el poema no tenga una vida propia como todo
sistema digamos, en los cuales se irisa un almanaque.
Uno que entre ambidiestros papiros 
elige un tròpico.

Es posible que en todo bosque duerma un sentido.
Que la percepciòn sea inutil entre monarquìas de 
carne donde se estrujan los neumàticos.
Que dios posea la contextura de una flor que
duerme entre hormigas.

Es posible una noche. La desgraciada belleza de su
soledad en las sienes donde viraliza el acertijo
su encrucijada de opalo.

Su obus al final de una linea.
Sus cascaras entre lenguajes de cartòn que oprimen
una nuez.

Es posible un invierno de nervios como la llegada 
del eter mientras las olas
calan algo imposible entre superficies de carne.

Un amanecer en que la naturaleza roza las huellas
de esas superficies para volver a lo humano.


















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