viernes, 22 de noviembre de 2013

Manifestaciòn del Halo







La versiòn del halo,
el ala en èl
disecàndo la humedad
como lo hace el sol
con una boca
en dìas 
nada màs de fuego.

Allego al fuego 
un sol màs escencial
que el indicativo de este personaje
como una sinècdoque
en el espinazo
donde los vivos tambièn
se extrañan y alguno
se conmueve; allego
la direcciòn en sentido vertical
a un arpegio
o las notas industriales
de la brea en
el deseo, cuando
son indemostrables las
runas y los cardenales,
cuando la ojiva se arrastra
por fìn ajena a la espòleta
junto y marcada por
dimensiones de
polvora.

Mormones de plata
que cubren los
espigones,
la iridiscencia de dios 
vuelve a trajinar en ellos
buscando un hombre:
un espìritu en èl 
narra que las fàbulas no
siempre son graznido
o  experiencia
de mantos astrales
cubiertos de estampidas
como los monasterios
y las indòmitas
catarsis
donde la runa de una oruga
espera la violencia
de la transformaciòn
para convertirse
en mariposa.

Templos de mùsculosas
fiebres 
en los empedrados,
el vacìo del atardecer
servido por el caos
la palabra desvaneciendose
fantasmagòrica
en una vena de cera: el ambito
donde las 
cosas
vuelven al encuentro con
la magia desde toda
silueta de timpanos
y oidos.

Versiòn del halo, humedecida
màs aùn por el tiempo
cuando la sincronìa
ovilla el ente
en una cuadro de luces
secas y dinosauros.

Primitivos cultos de agua
a la cosmogonìa
el batiscafo aùn contando 
el abedul donde bate
una encarnecida melodìa
la aventura de los hipodromos
y zocalos.

Neoclasicas cicatrices
periodicas enla cronicidad
del espectro,
juntando raices de alamos
o botas de telaraña
donde el entendimiento
finge la tesitura de 
los adioses
y ese desprecio
todavìa por un frenesì
que toca en las
clepsidras
el mistico ciclo del rito
al desnudarse.

Entre un resplandor de mar
lleno de pàjaros de oro.


Guillermo Paredes Mattos

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