lunes, 18 de noviembre de 2013
Visiòn del Eter
No serà en un arcano.
Serà en lo simple y conmovedor
como el puerto.
O en la raìz de los husares
donde el norte completa
alguna empuñadura
algùn escalofrìo
ante el pabellòn y la silaba
tan cerca de lo divino y las
radas.
Las orillas
tendran el marco donde
alguna fragancia desnuda la tierra:
una tierra sobredimensionada
bajo los
tèmpanos o el animal de
los eclipses
carnivoros y australes como
un megafono convocando
alas en una
corola: todas fueron
iluminadas por
la mantis.
Religiosa como el hecho
que sentencia entre heraldos
que la ilusiòn es
tambièn un paso entre el
metodo y la teorìa
antes de tocar un
artropodo y sugerir
ese poema detras
del eco donde se hila a
paso de laberintos
o galerìas donde
la nasciencia
acompaña una palabra
hasta la hoja
desde doradas
sombras.
Despertarà la temperatura
del puerto
hasta sugerir que un astillero
seda los ojos
con la distancia mientras
los buques derraman
equilateros en
los adagios de la prenda
o la cavidad
en los panteones. El eter
y los libros
compondràn en la
letra de las estaciones
que nuestro otoño
fue inmenso
en la intensidad
y a fuerza de purpuras
lo que nos queda
del amor en el espìritu
llega a su exorcismo.
Entonces
sòlo entonces
las orillas nos vuelven
a prometer el
eter.
Guillermo Paredes Mattos
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