jueves, 21 de noviembre de 2013

El Mar desde un Geranio





Sobre el mèdano, la palabra hemisfèrica,
dosis de providenciales efigies:
hoy que degollamos el ritmo ontològico
del misterio,
hoy que mi ser es pedazo de 
bocina reciente
como un fantasma
de sal 
contemplando el 
invierno de un pubis:
uno clarividente. 

Pero palabras hemisfèricas fueron
escritas: el
viento en ellas elevaba teatros
como un cayado cetrino
en la ilusiòn de 
los patios
cuando un sueño acaricia
una herida de aluminio
en la frente
como quien trepana.

Y en ese despertar
mientras las reglas del destino
conservan una figura de medialuna
o neologismo
existiendo como fe de lo primero: eso
tan largo y absoluto desde
el prado.

Cuando el universo respira y toca.

Mientras la civilizaciòn es la posiciòn
del pergamino en
la niebla.

Y recordamos que toda posiciòn de òpalo
es un crepùsculo sin dioses.

Un espaciar del rito fortalezido en 
los velos.

Una corbeta
donde el mar parece hundirse
inutilmente.

Una corbeta igual a una piràmide.

Expresando jardines y marineros.

Fragatas de silicio cortando el
mar desde un geranio.

Heuristicamente un
geranio.



Guillermo Paredes Mattos


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