La rosa del Destino
En el andrógino cielo donde se suspenden los barcos
junto al auroral sortilegio de lo que amanece
en su purgatorio de alas vencidas por la nieve.
En amarillas avaricias donde cae un juramento
y la lealtad es de agua y luminoso el sacrificio
abre praderas de enjambres junto al deseo y el polen.
En el trecho de un confín tomado por el ansia
y el hilo del fulgor rozando trementinas
angeles de lluvia y coral junto al sueño.
Como un eco de renuncias que ocultan su sueño
asi en el follaje del nuestro hay uno secreto
esperando el camino que de su inasible verdor.
Allí fervientes ebrios son climax de ráfagas
y une el caballo su herejía de espuma
e idolatran los dedos una estela de pétalo.
Pero la corriente y el corazón son quien labran
en tierras de astros sin ningun evangelio
adivinando cada noche de donde llegan las pisadas.
En el androgino cielo soy el azul dos veces
por que allí esta hablando el destino
la rosa de fuego ardiendo en sus cenizas.
Y es ajeno el horizonte y la silueta de un ídolo
se pierde en fantásticas mañanas del verbo
irisando hasta el amor o el dolor una palabra.
Invisibles redentores de arenas y piedras
despierta el agua de la savia, temblorosa
en el légado de un pájaro en la corteza.
Lenguaje de un himno entre profundas hojas
cada una buscando un nuevo pergamino
una especie de rada y su violenta escollera.
Su resina en la nube, su pulcritud de barro
he reido en la linfa de un claro meridiano
sopesándome como un átomo sin pubertades.
Toma este labio perdido entre la niebla
domador de sonidos, pertrecho de ningun farol
mira su forma batièndose entre heraldos.
Y en su cartel de grial que no sea reminiscencia
encuentra lo que contemplò en la rosa
y ve más lejos de donde él ha llegado.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
jueves, 22 de abril de 2010
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