Edipo
Yo sè que escribiste una palabra pensando que era la ùltima.
Que el lenguaje podrìa asi escapar de la vida, tanto
como de la existencia.
Pero no sabìas, que hay vidas como pàjaros que caminan a
ninguna parte. Y nada puede hacer la palabra ante ello.
Esa es su màgia.
Intentaste cruzar la conciencia un amanecer en que
el ser era nada màs un predicado.
Algo fonètico.
Si vas a escribir, hazlo hasta que semànticamente profundo
no te quede màs que una apariencia
para caminar por una calle.
Tienes mi ejemplo.
Cada amanecer una daga podrìa florecer
silenciosamente en mi pecho.
Eso tambièn se llama belleza.
Guillermo Isaac Paredes Mattos.
jueves, 22 de abril de 2010
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