Diario Metafìsico
Este pedazo de mi casa.
Fuè construìdo para ser devorada por el fuego.
Desertò del silbido y del llamado del tatuaje un amanecer
que no atravesò la noche.
Caminò al lado de la proporciòn es cierto.
Sumò objetividad tras objetividad.
Se alimentò de esa silueta que el lecho deja a veces
con mùsica de oboes
penetrando el musgo.
Como territorio de ambiguedad jardìnera
extendiò la humedad hacia transplantes de escolleras
capitulando en balones hacia la nada,
allì cuando sumas de vacìo crean murallas
hacia abajo,
tambièn hacia arriba. El costado de ellas
es el mejor ejemplo.
Esta casa. Su diario metafìsico
evoca hoy los asesinos que cruzaron sus paredes
los homicidas que regresaron del atomo
para cumplir con la edad del apogeo.
Y hacer que mi suspiro
recorra los derrumbes
de una regiòn con espectrales demonios.
Todos con el habito de la llama
en el fuego.
Y el habito de sus màgicos epiteleos
alimentados por el mundo.
Guillermo.
viernes, 9 de abril de 2010
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