El Arbol del Desierto
Soy un hombre que busco el desierto.
Y escribiò en èl.
Para escrbir en su piel fue necesario una hoja
de arena, cayendo sutilmente como una profecìa.
Y el desiesrto està lleno de ellas.
Soy un hombre que escribìo en el desierto.
Que mirò a la palabra como un ser desgraciado
pues luego de nacer, morìa en el espacio,
ninguna llegò a mi corazòn.
Imagino que el espacio es un editor de campanas
todas anunciando el regreso de un libro que deja
en la orilla el ejemplo visionario
donde lucidez y demencia
presencian la botella de luz
inundada por los ecos.
Yo sòlo soñè su sonido.
Oficialmente, la busqueda de su extraña
percusiòn.
Yo soy un desierto.
He mirado en èl con la sabidurìa que se borra
entre la nada, con la travesìa que humedece
el grito de un ser unido a otro
para formar constelaciones
de soledad
anuncios como el olvido
destrezas de infancia como los megàfonos.
Mis manos buscan su superficie con
la fìsica desolaciòn del desgraciado
con ese estadio mortal de abandono
con proezas de cables oprimiendo el universo
desde griales que sòlo son pendulos.
Y esas manos saben muy bien que en
aquellas superficies cuando llega la lluvia
un arbol de sed despierta buscando saciar
su sed de locura.
Esa es sòlo mìstica abnominaciòn señores.
Porque sòlo a un àrbol se le ocurrirìa
crecer y buscar su alma
en el desierto.
Guillermo Isaac Paredes Mattos.
jueves, 8 de abril de 2010
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Ya estoy aqui Guillermo, te iré leyendo.
ResponderEliminarSaludos.
Marea
ResponderEliminarGesto que agradezo, aunque te confieso que no esperaba a alguien aqui, no lo imaginaba simplemente. Es extraño, hecho por el cual, habrà que explicarte algunas cosas, necedad y malacrianza serìa de mi parte el no hacerlo. La mecànica en este mes de abril es simple, hasta ayer he colgado poemas muy antiguos y dos o tres si no me quivoco, de estos dìas, hoy pienso colgar algunos precisamente mas cercanos en el tiempo. Cosa que harè por la noche, amen de que es viernes dia màgico.
Saludos y esta poetica de da la bienvenida.
Guillermo.