El Resplandor Zaino
Contemplar, es sòlo habitar encantamientos.
Resplandores brotado del agua con desprecio.
Guìando mordazas de sangre, criaturas allì sumergiendo
su dorada poesìa.
Aquella capitulando sòlo ante la orilla.
Ante el oceano.
Resplandores que no fueron escritos por la necesidad
que vieron en la enseñanza un cirio elemental.
Y aprendieron sobre sobre su estirpe.
Con misterios o sin ellos, llegaron a sus gondolas
incluso un pezòn de aceite despertò a su paso
igual que el aura.
Dentro de ellos, un nuevo resplandor a merced del vidrio
enseñandole al veneno la detallada procesiòn de su cicuta.
Zaino, dormido por meridianos de instinto
allì donde los tìmpanos son heraldos y como la luna queman.
Asi poesìa, mi corazòn caminò muy temprano a las colinas,
fuì cìnico ante intemperies.
Me posicione ante ese lenguaje bendecido por el maleficio.
Esa es la ùnica maldiciòn que dejè a mis manos
como un azote.
- el ìnico que queda de ese viaje-
Maldiciòn con arquetìpica sinòpsis en su techo.
Y el el pulso de mi resplandor zaino en su lengua.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
miércoles, 14 de abril de 2010
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