jueves, 15 de abril de 2010

El Ciclo de la Esfera

El Ciclo de la esfera


La lluvia es azul y lleva mortales existencias
vilos como el ruido o una carábela, mánticas de
luz para aquellos que no van más allá de su soplo.

La tierra es un barco que navega en dimensiones
de todas, la realidad aguarda la noche
dormida como un árbol sumergida en los pájaros.

Es un mundo de nieve, menos que un àngel caido
un inocente que va hacia la arena vestido de espuma
levitando voces de agua heridas por cometas.

La lluvia es un duende págano, mira cortezas
huyendo en sedimentos igual que lo profundo
y a veces, sólo a veces posa allí su secreto.

Quieres la rosa, yo sólo doy los pétalos
ella es profunda y celosa en mi pretensión
y labra verbos cerca de la metafísica.

La lluvia es confín,arrastrase entre luciernagas
camina entre osos poseidos por las copas
intuyendo el soplo que viene de algun dentro.

Mira piélago sigo yendo entre lo insomne
y aureo entre los soplos he aprendido a dar tregua
pero no a quitarle a mi vida su violencia.

Pactos de inviernos cortando el misterio
espadas que tensan otra vez la muerte en sus alas
voces que errantes no encontraron su destino.

Yo voy en estéticas que hieren sólo su legado
y entierro a los muertos en cada latido
para llevar seplucros girando en mi espíritu.

Santuarios de yelmos que hilan bandadas
desmayos que surgen igual que inspiraciones
el vertigo es un niño sin voz de adolescencia.

Porque ese esta detienese en cada ráfaga
pues la ráfaga es sable que huye del limbo
y el limbo es el canto de una danza con los filos.

La lluvia es azul y deja un minarete
labios de un profeta que desprende pitónisas
cerca de una luz invisible, vestida de carne.



Guillermo Isaac Paredes Mattos.

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