jueves, 8 de abril de 2010

Infamia ante el Oràculo

Infamia ante el Oraculo


A nosotros los espirituales deberian despertarnos
con latigos.

Saber que la experiencia a nuestro lado dura demasiado
poco, casi nada.

A nosotros, deberìan amarnos con odio, lejanìa
y violencia.

Asi la indiferencia, podrìa transformarse en un poder
casi igual al sentimiento.

Tambièn comprendernos sin culpas, inocencias
y castigos, aùn reimos en todas las miserias.

Los altares tienen el significado de un mal alimento,
de un pesado metabolismo.

Existe en ellos una indigestion de carnero, cuando no
de borrego, ademàs enfebrecido.

Entre nosotros nadie deberìa respìrar, si quieres seguir
un camino, aprende a construir y destruir tus pulmones.

A nosotros los espirituales, desde la enfermedad han
de comprendernos, nunca llevamos auxilios para nadie.

Jamás compramos una rosa, nunca volvemos sobre lineas
muertas, tampoco estamos detras del inicio.

Amamos el sonido ensordecedor del infierno, el agua
maldita de las inflexiones.

La libelula del estanque y una que otra formalidad
paseando su veneno por la sed.

También acariciamos sepulcros y no porque en ella perciban la muerte
los muertos, en realidad esa es su vida.

No tenemos ofertas, nos alejamos de los mercenarios
y los que venden su opiniòn entre ojeras.

Ese intelectualismo es poesìa de magnificos redentores
de democracias y teogonìas.

En el fondo se arrepienten de la fè para regresar a ella,
no conocen otro circulo.

A nosotros lo espirituales, antes que alguien nos cerque
desde la muerte habremos asesinado.

Y entre criminales de inmensidad, la eternidad serà una
manzana omnicieste tragando barro y arena.


Guillermo Isaac Paredes Mattos

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