Hector y andròmaca
Sè paciente.
Todo aquello que no convierte en ceniza su religiòn
se apaga en el barro.
En la periòdica redenciòn de algun sueño
y su heterònimo,
por alegorìa idealidad.
No te angusties. Lanzate nostàlgico al tiempo
para que sea fabricante de
tropos màsculinos. No olvides lo femenino
al hacerlo. La manera de unirlos serà tu
màgica barbarie
y tendràn - tù y lo femenino-
que alcanzarlos solos.
Es curiosa mi impotencia de no salir de
lo individual para llegar a lo general.
A veces el amor logra que uno evolucione al lado
del otro, por lo general el amor
vive enredado en otras
cosas.
Pero aquì lo màsculino y femenino
libran su palabra y tambièn su botella, si los observas
arrojan vidrios al mar
como si no pasara nada,
si vas tras de ellos, los seguiràs hasta
encontrarlos casi recluidos en una habitaciòn
con la complicidad del hotelero.
Por ello al atravesar un hotel, siento raras cosas
generalmente la de aque allì se agita en secreto
un prostibulo.
El proxeneta que obliga a lo masculino y femenino
a morir allì se llama realidad.
No espero en este capìtulo que mi escrito sepa
llevarlos al suicidio.
Eso lo hace uno que otro loco.
Y no necesariamente poeta.
Pero tù se paciente.
No te alimentes de pubis o semen, no hables
sòlo de ello. A veces es lo que màs facilmente
se olvida. Y si lo haces, asume el riesgo de buscar en su forma
el grito de otra semàntica.
Esta es la manera màs simple de decirlo.
Aquì no hay nada de misterio ni espectoraciòn,
nada de gripes o mamiferos de estela marsupial,
sus sinònimos no resisten en la vida
una cresta.
Este es un antiguo individuo, con el cual dos se ahogan
en su propia violencia, la màs romàntica -en sentido tràgico-
buscando su antorcha, su jabalina de nieve masculina
y centenario cetro
donde una linea cubre dioses,
extasiado y sonàmbulo en la feminidad
de todos sus seres.
Guillermo Isaac Mattos.
Lima...algun amanecer de febreo del 2009
viernes, 16 de abril de 2010
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