viernes, 7 de julio de 2017
Poema
El salitre deja de ser amarillo.
-lo sè por un fervor-
Los limones no dejan de masticar
un agrio sabor dentro de un circulo.
Allà a lo lejos, escribe un murcielago.
A todo esto era uno de color verde.
Tenìa un collar en la boca.
Limitaba a la derecha con una manada.
A la izquierda lo hacìa con una
langosta.
-el pensamiento crecìa en la hierba-
Seguidamente volviamos a respirar
en una carta de hidrògeno, donde los
mitos comparaban y los acertijos
con miles de variables en los cabellos
se inclinaban a los perimetros.
Voces de siluetas sobre un sino de
papeles. Simulacros de espejos en una uña.
Diarios a estribor con un mensaje de
madera representando por un
prologo. Por una astrologìa.
Por un poco de sal colocada entre
el eco de un dragaminas
y la acustica de una trompeta.
Antes que el viento la convierta en
peninsula.
A travès del sonido.
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