viernes, 14 de julio de 2017
Poema
Cuando uno duerme sobre las hojas sin sonidos celestes.
Cuando el ala surge de los objetos que también rozan
el aliento o una que otra pregunta sobre la nieve.
Mientras el oleaje en las dunas nos engaña desde sus
monarquías y un aire de profetas suspenden en el sueño
un racimo.
En ese engaño que postea la duda en la carne.
En la verdad a veces.
Entre los árboles´poéticamente amarillos como la
hojarasca o todos los oceanos que decidieron ser transparentes.
Cuando las particulas viajan esmeraldas a través de los
retratos llenas de sal y tenedores.
Portando cuchillos en una de sus lamparas.
Contemplando galerías o inviernos para los monólogos.
Observa. En el viaje de la linterna está el génesis y los
lenguajes de las marismas.
En los estandartes que representan las selvas de los
minaretes o el espíritu de las sirtes, imaginando un tallo
siempre arcano entre los esquimales.
Entre los embajadores de los circulos mientras la luz
escala por una pared igual que la sombra de
una araña.
Mientras la voz se transforma en alegoría.
El espliego en corcel. Lo fantasmagórico en brisa que
allana la escarcha en un universo de chimeneas
y alambres.
Cuando uno duerme.
Cuando la existencia lo transforma en dermatologo.
Y las corrientes dan por sentado lo general hasta en
el último atomo de hambre o escama.
De lapíz centrifugo.
Irradiando alveolos y cometas.
Serenos frenesis compartiendo desembocaduras y
lacteas encrucijadas en las bocas.
-tiene que se en las bocas porque allí anidan
los labios-
De ellos parten hacia algun sueño incrustado en
la realidad las palabras.
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