domingo, 2 de julio de 2017
En Alguna de las Palabras
En una de las palabras un bosque aparece.
Es un día particular entre las sombras de los ofertorios.
Ludico y particular como un erotismo.
Está además marcado por siluetas de antinomias.
Por secuencias de yodo.
Observo en aquel yodo y pienso que es la próxima
huella hacia un tallo.
Hacia un embarcadero.
Nuestros mundos pueden soñar en esa luz si quieren.
Son mundos que confundieron alguna vez la experiencia.
Dimensiones que se irisaron con extraños bordes de
idolatría. El viento suspende mientras tanto
una clase mistica. Un árbol tallado por
el desencanto. Una nervadura con siglas de entrañas
que llegaron de otras venas.
Asi sucede con el amor.
Un prólogo alcanza un circuito.
Una alegoría atraviesa una sombra segura en ella
de los nogales.
La tiniebla duerme en la curvatura de la orbita
segura de su epifanía.
En una de las palabras los bosques aparecen.
Antes que llegaran sobre la superficie que hoy habitan
giraba un mundo desgarrado. Cada amanecer era
velado por los trenes.
Nosotros que fuimos oscuros vagones lo sabemos.
Tanto o más que aquella profecía que de los mismos
giro hacia los huesos.
Para desvanecerse en ellos.
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