sábado, 8 de julio de 2017

Circulos Paralepidisticos





El silencio puede desnudarse en una ojera.
Tejer un trasatlantico o el caos de todo principio 
en un planetario hermetismo. 
En una gravedad semiterrestre.
En un circulo paralepidistico.
Incluso puede dedicarse a enumerar manantiales 
de silencio en un culto hermafrodito, donde una logia
de crepùsculos escapa a la piel 
inhalando.

En una mandibula donde corrientes y aletas
desatan bengalas de las apariencias y entre condiciones
naturales de sombras, una se eleva al interior de un
herviboro celeste. 

Entonces surge de otra manera la naturaleza.

Paralelamente alguno de nosotros respira.

Incondicionalmente como lo hace la luz.
Y buscamos entre la realidad cosas semejantes a un enigma.
A una solucion amarilla de alquimia.
A los vortices en el origen de una quimera.

De un edificio descrito individualmente por la existencia
de la brea o los fasciculos.
De los mentones.
De lo inasible con una plaqueta hialina que
proviene de los lipidos.
Sì, paralamente desde una nervadura o el criterio
de un balcòn azulado por pelìcanos.

Entonces los objetos despliegan figuras como 
un contenedor. Un civil cruza los ejemplos de un medano
en la voluntad de la arena. El caso de un obrero con
una brùjula en el granizo es escaneado por un otoñal 
peaje industrial. Las murallas chinas
hablan de los ejes.

Y los poros evolucionan hacia las sienes emanando.
Juglares de petroleo dicen pertenecer nuevamente al acero.
Estelas de cisternas rozan la dialèctica de un buho
que duerme en las sìlabas.

Y ya no logra despertar.













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