jueves, 13 de julio de 2017

La Estela que Dejas






El día que sigue es de la luna.
O de repente es el oceano encerrado en una danza.
La medalla envuelta por un luminoso desastre.
Una tormenta de sol por ejemplo.
Una calle donde articulamos el ambar con los huesos
buscando nuestra genética.
Nuestro paseo por esa flor que duerme entre carbones
de oro.

El día que sigue o proporcionalmente este silencio con
el que quedo suspendido en un collar de arena,
especificando inutilmente el silencio después de un paraguas.
Mucho después de una piscina.
De un estandarte cohesionado entre el aire con un lenguaje
de aire arrancado a la lluvia.

O de repente a una melodía sin idolos.
A una edad de numeros en el interior de la yesca.
Del helio en un principio del mundo.
Antes que lo diluviano devorara las primeras corolas.
Mucho antes.

Quizá el relampago sobre la hierba.
El destello sobre una pantera que amamos desesperadamente.
Una pantera que a veces nos muestra la inteligencia.
El sendero por el cual transita.

Y sobretodo.

Sobretodo la extraña estela que deja.














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