lunes, 3 de julio de 2017
El Nombre Esotèrico
Seguramente la hoja donde dormìa con un
artificio y la materia tenìa el significado de un
repelente o una marejada. Probablemente
esa energìa que bañaba las costas
y ondeaba en las velas de los màstiles
llena de reencarnaciones.
Y el oceano. Un oceano poseido sòlo por entrañas.
Quizà el viraje de los similes.
La cultura en el rigor de ningùn alfabeto cruzando
entre las bocas de los hombres una avenida.
Un oceano de asfalto donde esta aurora las pupilas
inutilmente se baten y los fluorescentes son
carceles para el neòn y el oxigeno.
Tal vez el mar, pero no aquel que pregunta por
nosotros. El que interroga a las cisternas.
Aquel que se arroja a los continentes buscando
una peninsula o una ciudad.
Anhelando el respiro de una tijera de madera en esa
ciudad que espera.
Y en cada capitulo.
En cada sien el sino multitudinario y proporcional.
Modernamente condensado en una urna.
Estaca de filigrana o depòsito que cuelga del barro
igual que alguna confusiòn sagrada. Que algùn
estertor o el relampago donde crece una
mantis con efectos cuadriculados y
dado un sofisma toda orilla
logra ser magnetica
si avanza entre santuario de iones.
Seguramente ese sonido del frìo en los birremes.
La historia de un galeòn donde los marineros
caminan por las proas en busca de un articulo, de una
caracteristica o un adjetivo. De un molino donde
las esquirlas todavia confunden el aire con
la piel y se desvanecen en ellas.
Indòmitas. Enfrentadas a cada
instante con el maravilloso gemido que palpita
en las alambradas de ese aire.
Un aire sorprendido sòlo por el vapor.
Ese extraño vapor que muestra una de sus
presencias.
En un esoterico nombre denominado infinito.
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