jueves, 20 de julio de 2017

Orientaciòn a las Nueces





El lenguaje es el mismo.
Ha colocado su apariencia encima de las raices para
convertido en hierba poder tocar el aire.
Camina en una habitaciòn donde las escamas llegan a
supurar porque existe en esta mesa un lago de cera.
Una constelaciòn nada màs que de sol.

El aliento es una de las causas por las que escribe.
El vapor.
La dicotomìa o la ambiguedad de toda pupila.
De especificamente un neumàtico donde los parpados
se incendian.
Donde se queman todavìa los dirigibles.
Las homogeneas angustias del hambre en un aniversario
de virreyes; ese destello mediterraneo que peregrina
orientandose a las nueces.

El lenguaje es el mismo.
Podrìa afirmarlo con alguna selva en los ojos.
Caminar a travès de èl como lo hace una primavera en las saetas.
Existir extraño y desamparado en su vida igual que todas las latitudes.
Que todas los animales.
Podrìa llegar a una de sus aletas, a uno de sus perdigones.
A una tabla periodica de color marròn donde pasean las diamantes.
Los pergaminos elevandose desde el magnesio.
Desde los tanques de oxigeno.
Desde las marejadas.

En los antiguos lugares donde ese lenguaje toca los circulos
de las crestas hay un opalo.

Una cigarra que en el atardecer se posa sobre una membrana.

Entre dorados coeficientes sòlo porque son hiàlinos.







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