miércoles, 15 de febrero de 2017
Titanes
No sabìamos si la arena era azul.
O si el color en realidad lo formaban los reflejos.
Alguna deformidad del viento.
Una identidad de lo invisible.
Lo cierto es que los àrboles tenìan el mismo
rigor de las estrellas.
Y las constelaciones descendìan para rozar los
cometas sembrados alguna vez sobre las
orillas por las galaxias.
-que terrible debiò haber sido sembrar cometas
en las orillas-
Entre las estelas donde se humedecen a
cada instante los medanos.
Donde la resaca no deja vivir nada sino es
aquello que va y viene del mar
empujado por las olas.
No sabìamos si la arena era azul.
Pero al caminar sobre la orilla veo aùn
en ellas la incandescencia de las cenizas en unos ojos.
Y vuelvo a creer en los titanes.
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