martes, 28 de febrero de 2017
A Cada Instante
Por la tarde el rol idilico del cefiro arrancando
el crepùsculo a los cielos.
La trascendencia de una fotografìa en un arco.
El objeto de agua que tarda un poco màs en deshilacharse
en los àngulos.
Por la tarde aquello que sella la espuma para convertirla
en una edad de goznes. La ribera de sol con una lampara.
La fosforescencia donde son trasmitidas las cosas.
El vesperal tallo junto a griales que emanan
dioses antiguos como el humo.
El hemisferio en la arcilla. Las brùjulas
en el corazòn de los heliotropos. Los carbones imitando
constelaciones gestadas por el devenir o una estrofa.
Los epiteleos y sienes de la luna tomando versiones
que esta vez llegan de un eje. De una veleta suspendida
en los carriles.
Y en las canteras el rasgo de un tiempo cultivado por
el sodio en los grietas. En las canteras el prologo de los
sonidos con un vortice. Con una libèlula y un sino
propulsado desde el barro.
Por la tarde las cadenas que forman entre lo secreto
sus eslabones. El casi proximo evento entre los candelabros
de algo occidental como la silaba o el grito del
espìritu.
El manantial aflorando de las escafandras.
La civilizaciòn en ese manantial reconociendo un lago de
petroleo en las nucas.
El velo de una aguja con una estaca en el pavimento
donde -entre otras cosas- escriben los minerales
de algùn sentido en las huellas de los hombres.
De algùn enigma en esos hombres que cruzan a diario
las veredas.
Formando a cada instante los lìmites y las fronteras.
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