domingo, 5 de febrero de 2017
El Torpor de la Distancia
Yo sè que estàn en las grietas.
En los acantilados donde besa el sol una reminiscencia.
En las señales del cefiro en los parpados, cuando algunas cosas
como el oceano vuelven a lo hiàlino.
Yo sè.
Me ha bastado acariciar alguna mañana entre las superficies
de los solidos, cuando los murcielagos se instalan en ellos
de manera fantastica y la brisa sigue a los regueros.
En los almanaques donde el tiempo se devana en una silaba
dotada de corpusculos y espolones ligeros
desembarcando en la orilla con bolicheras de espuma; todas
en sus sienes llevan una corola.
Allì en ese mundo te tocan los cartilagos y articulaciones.
En esas constelaciones impregnadas de escalas y amortiguadores.
De rastrillajes de piel en un madero de yodo
donde anochece en los labios con un castillo amarillo.
En los tuneles. En las formas y paraderos del agua en la llama.
En los itinerarios del espejo en un vilo cuando
los antilopes reproducen cabelleras de bronce, estatuas
y nùmeros de yescas verdaderas.
En los rieles de un flanco diseminado en los pliegues
con ojivas de idilios que regresan de las constelaciones
llenos de uñas y tigres rasgados por las entrañas de un
zoologico.
Yo sè que estàs en las grietas.
En los horizontes donde las mejillas forman un barco.
Y sòlo el torpor de la distancia lo detiene.
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