domingo, 12 de febrero de 2017

La Luz Inverosimil






Esas huellas en la resaca construidas por estacas.
Esos relatos del mar con serpentinas y amonoacidos.
Los nùmeros alargàndose entre los almanaques hasta
alcanzar los cuellos de las jirafas.

Los inflexiones o las voliciones de yodo en el ambar
mientras el espìritu construìa fragmentos o fosiles de azogue
en los edificios. Junto a estàmpidas de pètalos.

El sol en el espacio con esas estampidas de pètalos.
El mundo crucificado por conjuntos de arena en el cuello
muy cerca de un gris epistolario con gestos de albumina.
Entre silencios de misticas palabras.

El lenguaje del amor en las iniciaciones del aceite.
El policromo despertar hacia una aurora de iguanas.
Cada una poseìa una galaxia en los ojos.

El lenguaje del amor nuevamente porque no tiene bahìas
ni peninsulas. Y en los pubis de sus archipielagos
inmensos centauros liman por la noche nervaduras y peciolos.

Esas huellas con miles de amaneceres en las nucas.
Llenos de sogas y baules. Llenos de urnas y eclipses.
De helicopteros o perdigones que arrastran el el aire candiles.
Objetos de agua como los que yerran en el interior de
una sinagoga. De un concepto antes de tocar la 
teorìa del liquen o del buho.

Ese lenguaje del amor que enciende un periscopio.
Un analisis del mar antes de llegar a la playa.
La luz inverosimil de un juguete.

Y cada uno observando ese lenguaje a su manera. 

Los espacios aqui de esa mirada son lacteos.

Grisaceamente clinicos.






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