martes, 7 de febrero de 2017

La Circunvalaciòn del Barro






Las escamas no son siempre poèticas.
Los jardines que hay en el sol no pueden arrojar
una rama a la tierra.
De este punto al helio los hombres han constituido
ventanas de fosforo como las que llevan
en su pecho los adioses.

Las escamas no son siempre poèticas y el 
silencio es como sigue: una bandera vestida de rojo
que se encuentra un amanecer con los hilos.

De ese encuentro datan los inviernos en los planetas.
En los rastrillajes de un astro.
En los perdigones que desfiguran pacientemente
una hoja.

Tambièn las corolas. Los subterfugios.
El lenguaje que camina debajo del verano como
si buscara un vientre. La proa del pubis.
El zumbido de un arquetipo.

No siempre poèticas y tampoco terrestre
como suele creer la espuma cuando se ahoga en
la arena y el corazòn que muerdes en la boca
es marròn como las sienes.

No son inherentes. Mucho menos inmediatas.
Parecen la experiencia de un barco que juega con
el humo en los sardineles, donde el diluvio
es de fuego.

Las escamas no son siempre poèticas.

Lo mismo puede decirse de las arañas que 
circunvalan el barro.

Tanto o màs que aquellas que lo crean.






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