sábado, 11 de febrero de 2017

Poema






Recuerdo linternas imitadas por los batiscafos.
Linternas que de alguna manera eran cometas
o llamaradas. Cintas de brea o cartones en los
vortices de los picos en las aves.

Las coyunturas uniendose al trigo en una un
mediodìa de conjuntos.

Las paràdojas en ellas semejantes a un relieve.
A una estela de semidioses que buscaban 
el hermetismo en las cùpulas.
En las circunferencias donde la vida del lampo
llega del vidrio y los hipodromos.
Tambièn de los paracaidas.

Evoco una aguja con todas sus intermitencias.
Los nombres descifrados por algo que quizà era
mitopoyètico. El canto de las grutas en ello
igual que en un amanecer en que son rasgadas
las sedas entre la gravedad.

El esquema del polen en una radiografìa de
aceite.
Los brillos metropolitanos muy cerca de un
tallo que se reproduce.
El equilibrio del coral ensortijado por otoños
de alfileres.

Observo ese mundo dedicado a los pendulos.
A los equinoccios y las bibliografìas del barro.
A los manuscritos donde gira un neumàtico
con un ejercicio rosado en su pelo.

Recuerdo liquenes e hisopos.
Loa advientos junto a los adioses. Un relato
hispano sobre metempsicosis y algo mas que
era llameante como una alegorìa.
Una alegorìa o un recreo.
Una forma de luz que era arrancado al cefiro
en sus entrañas.

Recuerdo yescas.
Un jardìn de atùn en el agua donde el viento
forma sus aletas por la mañana.
Un rìo buscando el manantial.
Una mandibula donde las cenizas de los huesos
recreaban insòlitos felinarios.

Recuerdo linternas. Cascaras policromas 
creciendo entre las orillas del vuelo.

Igual que la desesperada sed de un pàjaro.






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