martes, 14 de febrero de 2017

La Vida del Pàjaro





La vida del pàjaro encerrado en el vidrio
evoca sotanos que migran y manantiales agitandose
entre los fantasmas.

La vida y existencia del pàjaro que emana.
Que se borra entre sirtes.
Que se desvanece entre plasmas.

Domestica. Higienica entre el erotismo y las cenizas.
Entre los fragmentos que quimerizan de manera satànica
el polvo o huelen a ilustraciones como las que
poseen las redadas cuando son celestes.

La vida del pàjaro delimitada por un atardecer donde
estelas de nitrògeno recogen andanadas de mercurio en
las venas
en el sol de las entrañas digeridas por un hemiciclo
por un canto de anfitriones
que cruzan las selvas
que atraviesan las sogas y elipticas.

Los epicentros que de noche muerden el vacìo.
Las armonìas que conjuran vellocinos en el tambor de
una casa donde el aliento sopla hacia el vertigo de una nuca
en el agua, espiralandose entre idus de fiebre y magnesio.

El lenguaje cubierto por los arrecifes,
La lechuza con pergaminos magneticos una vez alcanzada
la noche. La lechuza junto al sentido de un astro
irradiando estrofas de buques
entre arcos de mandarina.

El sol sobre esos arcos.
El viento que descascara aquellas mandarinas.

Y la vida del pàjaro encerrada en el vidrio.

Suspendiendo en sus propios rituales todo ello.







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