martes, 14 de febrero de 2017
Las Orillas de las Monedas
Creo que siempre se escribe sobre espejismos.
-tambièn que duda cabe sobre espejos-
Llenos en los bolsillos de monedas con algunas orillas.
Desde allì se piensa en el amor porque es una palabra tan antigua
como la muerte.
Desde allì en lo vertiginoso.
Desde allì los parpados elevan monarquìas inimaginables
de figuras.
Sòlo la imagen puede evitarlo.
Dìas indescifrables en los pergaminos que llevan en sus
hocicos los lobos.
Azogues entre las escencias y simulacros donde la lucidez
del mar empuja el eter hacia lo irracional.
Peninsulas donde la locura toma su espìritu de una hoja
incluida en algùn paraiso formado por las sienes; sabido es
que las sienes no forman paraiso alguno.
Creo que siempre el corazòn se separa de la vida en los
acantilados, cuando las veletas empiezan
a llenar de corolas los peces
que alcanzan la orilla invertebrados
y en un mito de pelicanos llegan al opuesto los epistolarios
sedados por las superficies.
Tales epistolarios quizà podrìan explicar algùn tipo de
coherencia -digamos- con aquello llamado realidad.
Tales epistolarios que buscan gramàticas en los tuneles.
Tales epistolarios donde geneticamente abundan
los zoològicos. El acto marròn del velamen
o la escama pudriendose en el barro, llena de continuidades
y espigas que oprimen el culto por los venenos.
Siempre sobre tatuajes.
Sobre referencias al oceano en una mañana que se inclina.
En un boceto que logra enlazarse.
Entre eslabones y cofradìas de hidrògeno.
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