Perpetuidad del Azul
En cada herida hay el recuerdo de una batalla
como en la tiniebla la evocación de una luz
en los ojos la memoria de una manada.
Yo suelo en mis bosques recoger sólo vortices
que aprendieron a llevar en sus cielos
la estela de su svastica quebrada por la orilla.
Y resucito en la lumbre de algas y esporas
en la celula que bebe su interior de oxigeno
sobre indescifrables rastros de eras amarillas.
De colores y de formas entre lo más profundo
porque no sólo en la superficie ofrece el brillo
su fruto de anilina pastando junto al aire.
Y presiento en equilibrios de ráfagas y cetros
junto a maquinaciones de hordas y auroras
en pesebres de angeles y luceros.
No importa el destino si no tiene la silueta
del idolo que extiende su corazón de llama
sobre cada horror del universo.
Y me detengo en posibles llamaradas de verso
aunque sepa la luna que soy un misterio
de estrellas y bardos rastreando su peso.
Todo es un rapto de niveos palpitares
caldea un azur que es es la representación
de una superficie huyendo de los labios.
Ofreciendo la boca a los astros, irradiando
presas de venganza en la mentira, quieto
meridiano que has posado sólo pétalos.
He bebido ya la savia de tus venas
he arancado sus paises dentro de la aurora
ví en amaneceres su desesperación de bruma.
El amor gira en el dedo igual que el espanto
y laberintos de seda son juicios de arduos
crespitares de caballos que inundan el barro.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
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