viernes, 31 de diciembre de 2010

El Lugar Violaceo

A partir del estro -el eter-viejo compañero del agua- me demuestra,
la ciencia con nebulosas de sol, la relaciòn que agoniza
sin ningùn detalle, semejante a muestras de esencias,
en mi boca. Yo quisiera un pedazo de esa boca
retòrica y elèctrica en mi mano.

Ahora voy a hablar de còdigos sin recordar indices.


Falaz y verdaderas campanas de amarillo, despejan el equilibrio
donde angustiosos cabellos recorren el presente
de un verano entreabierto
suspendido en el sueño como una ventana.

Y en este hoy siniestro en los hombres
el genero del mar encuentra su espacio
su cresta empapada de celajes
esa mortandad que libera
un polìgono de arte en la miseria.

Por ello idolàtro lugares violàceos
y con tulipanes de polvo visto regiones de arena,
camposandos movedizos cual
bozal de ingenierìas
arañando cada amanecer los astros.


A partir del estro -antigua mordaza del enhebro-
yo camino y al descolgarme de un ser encuentro
sonidos temblorosos, telepatìas idiomàticas
ya sin lenguaje y la estructura fatal
de su belleza.

Y me sigo demostràndo
que tal ideòlogo en mi lengua
sembrò escarnios de manera revolucionaria
en ningùn lado, para mì los parajes
del dìa son ciclopes sobre anhelos de nieve
y he deshechado tantos que puedo leer
en ellos el corazòn de mis ojeras,
casi parecido a como lo hace el pulmòn
del linguista y sus cenizas,
eso que ustedes llaman palabras.

Y es una lastima, que el llanto de esas palabras
nunca intentaràn hacer lo mismo.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

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