Las palabras del día son una noche
Adverbialmente hablando, gerundiamente proféticas
conciertan que publicamente
el lenguaje es una hora.
Y el lenguaje es la defición semántica
de un jardín gramático.
Allí los árboles gramatizan.
Allí tallos de agua dramatizan.
-llevo la cacofonía a su propia ontología-
Y la hipotesis de que la mantis
dilata una de mis uñas
crea la civilización
de planetarios
y urbes de
estrepito.
Efemerides y siglos
para que el amanecer haga de nosotros un relato,
una red de sienes, una maldición
que proverbialmente
muestra un piano
un ser lirico
escondido en un pubis
amamantado por un cuerpo hecho de arena
y nosotros arrancamos al hombre
los testamentos
insinuando tripodes
simulacros para los que disecan
puertos.
Sólo asi nace un sueño colgandose
de la frustración.
Sólo asi yo y todos mis homonimos
derramaremos una lágrima
por esa lejana humedad.
Aquella que en días de tormenta
no dejamos.
Guillermo Isaac paredes mattos
sábado, 11 de diciembre de 2010
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