jueves, 16 de diciembre de 2010

La criatura del Vellocino

La Criatura del Vellocino

Sè poco de mi sabidurìa y de su paso andrògino.
de su huella de pubis como trapecista de laberintos e iridiscencias
de labios que sensualizan el hado hasta que todo es inasible,
más que la pronunciación y su epifanía.


Pero junto al mar nacen nuestras heridas y no hay que tener
miedo ante su llegada, una herida es el universo
mostrandonos la distancia,
llevándonos más lejos.


Sé de mi sabiduria, de esa armonía en la arena cuya caricia
tiene el drama de un sueño en la marea,
ese sueño que es entregado por la muerte
a la orilla.


Hubo un tiempo en que al mirar el cielo
pensaba que los pájaros buscaban un nombre, pero no
ellos al igual que el hombre buscan un libro,
un libro sin páginas ni palabras
donde no hable la vida ni la muerte
donde la naturaleza no sea voluntad y el significado
no sienta el poder de convencer un sonido en
ese evangelio llamado silaba.


Y no hay sabiduría en el fondo que no se engañe ante
las cosas, ante ese brillo llamado objeto,
ante ese cristal que puede deslumbrar lo invisible
más no la transparencia
y la transparencia es el pubis que llegarà
para aquellos que incluso habrán dejado
atrás los profetas.


Y recorren su camino más sólos, incluso que la propia soledad.
Un camino donde no existen dioses ni demonios
para acompañarlos.


Guillermo Paredes Mattos.

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