viernes, 24 de diciembre de 2010

El niño de la Creación

Están los asuntos individuales del hado.
Existen las confusiones del himno.
La inmortalidad cuyos reinos azules son providencias.
Vivimos en sacudidas que prismas y relatos
insertan en nuestra memoria cuando dormimos.
Solos y puros como la demencia.
Misteriosos entre las primeras palabras
aquellas que nunca encontraremos.
Las que guardan en su mente los objetos.
Aquellas con las cuales se comunican las cosas
y el diálogo en nuestros pomulos
camina sordido en esporadicas luces buscándolo.
Penetramos escencias de nubes.
Un cirro, desesperado por amar vocablos
que cierren este circulo.
Que doble el diafragma de mis resultados.
El niño atado a las cruces del exodo.
El deuteronomio de un texto creado por mi
lengua donde caminan los peces.
Viven las coronas entre valles de puas
y alfileres.
Recogemos alientos y dimensiones doradas
en otras habitaciones.
Fabricantes de esquinas.
Productores de brea sobre la espuma.
Iniciados en un piano de truenos para que el
relampago sea violinista un día
del hemisferio.
Ese que miro.
Aquel que me lleva.
El que destruye la realidad
a través de la metafora para volver
a crearla.



Guillermo Isaac Paredes Mattos

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