El lenguaje vuelve a esta ciudad.
A su dictadura y sus techos.
Entre animales y virgenes, con puertos
y siglos de poesìa donde omnisciente
el cadmio repercute
sobre una de sus canteras
con labios de piedra en universos
de globulos.
Pregunto si algùn dìa la veremos.
Sobre ella tallamos travesaños.
Una nube de tabaco
gira catedràtica al destello, como un pais urbano
de gacelas y revoluciones que
rozan hialinas.
Elementales gruas vuelven al contorno.
Ilusionistas de valles y poderes de ambar
descubren psiquicamente que
todo lo que rozamos desde
lo hialino
es tambièn peninsula.
Constrastamos las naves del
soliloquio.
El adviento de flor sin precipicios.
Los llameantes flujos donde un estandarte
recorre lo terrible.
Contrastamos inundaciones como
aquellas que llevan los barcos.
Torres de espuma en las alas.
Simbolos màs allà de una lìnea.
Donde las torres esparcen ardientes
la cresta de los ojos, entre
saturnos y lumenes
en los himnos de
un paleontòlogo.
Guillermo paredes mattos
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