viernes, 10 de enero de 2014
El Deseo de la Idolatría
Nasciente como demiurgo.
Acompañándolo: el día que se transforma
en placenta.
Un día más heuristico que tú o yo: hermoso
cual invierno de andrógino nihilismo; el
que guardamos por cucharas,
mucho antes que la idea
presagie un propio
pensamiento: asi también
idolatrámos.
Aquella idea: femenino placton.
Marea incolóra ascendiendo
desde mecanicas de parsimonia o nubes electricas;
fruto o corola de pavimento
atlético
como aquellos tan brillantes sin esqueletos
y olmos;
buscando el horóscopo de su araña,
la rada del milenario ajetreo
donde el poema logra decirse carnesí o
torrente; ciudad de tripulaciones; en una
el ápice; en otra la vendimia y su alquitran.
Todas vuelven a los parques con
una bicicleta en la garganta.
Y entonces divinidad no es escribir
sobre lo pagano.
Es sólo decir que deje despertar la profundidad
de su idolatría.
Es sólo caminar y caminar hasta que nos
iluminen sus mares.
Guillermo paredes mattos
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