miércoles, 8 de enero de 2014

Extensiòn de Abalorios






Anterior a los objetos, una noche.
La alameda quitàndole una
raìz al cuerpo.
Una làmpara sin àtomos.
La electricidad describìa el mundo
desde una catalina.
Desde aquella nocturnidad donde 
las palabras son astillas.
Un barro semejante al cauce.
Una ilsuiòn cercana al hueso.
Mucho antes que el cadmio en el
corazòn del telescopio.
Màs aùn que el combustible y los
tropeles del grillo: la cabalgata
invisible en latìn del espejo
donde la brisa canta al oleo.

Paciencias donde el helio
se abre logisticamente a los yelmos,
el dìa que empieza a vivir
alimentado de cordilleras
de territorios y avenidas de olivo.

Con herramientas de caliz
compartì ese fanatismo.
Entre lluvias de incienzo
debo al sobrenombre el punto
unidimensional del habla.

Y entonces te das cuenta 
que en la imagen
no sòlo existe la dimensiòn que
conocemos,
hay una donde la noche se extiende
para crear las sombras
y otra donde la extensiòn del dìa
la acorta
para sembrar la luz.


Guillermo paredes mattos

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