miércoles, 29 de enero de 2014

Brotar del Platino






Pude haberte llamado inocencia de
las plasticas inercias entre la sensibilidad.

Craneo de los antiguos espeleologos
y ascendencias profanas.

Pude beber del libro en la hoja seca
de una partitura.

Construir percusiones donde una fogata 
regresa a la boca.

Decirle a la poesìa que su espiritu era
estructural como una noche de boinas.

Se pudo haber colgado el serventecio
con puntas de grillos y alamares nubarrones.

Forzar al probeta a decirnos què parte
del oceano serìa irreconocible.

Nos asomamos al preludio pues era 
la ùnica intemperie que tenìamos; la ùnica
lìnea acompañada del fìn y  su astrofìsicas.

Pude desde el singular recorrer las vidas 
como lo hacen los plurales
cuando mueren.

Asomarme a la perfecciòn del cometa
en su mirada, cuando desde 
la misma no toca el bolido: esa desgracia
es magnifica.

Y eso suele ser maginifico como una
regiòn de botellas.

Igual que una mesa acompañada
de un ultimàtun.

En un plano donde las superficies
nos llaman para alistarnos en
ballestas.

Pude recoger las jabalinas complices
del sueño.

Y la visiòn en èl que no siempre termina
conquistada por una garrocha.

Debì y no lo hice, existir dedicandome
a sembrar pernumbras de aluminio
entre las sombras.

Hasta que de ellos aprendiera a brotar
el platino.




Guillermo paredes mattos


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