miércoles, 15 de enero de 2014

Adjetivos para una Ciudad






El significado que corre por un adivino está en la playa.
En la arena debajo de los peces alimentando sesgos
La boca celeste de plata imaginada por el musgo.
O el trozo al verdear del platino arrancando a un ojo.
La mirada del vortice, igual que una colina.
Inmediata como aquella intuición o ésta que
viste de horizonte los adioses.

También es una linterna tocando navíos mientras habla.
Y ese roce llevala a componer cosas como el vacío
respondiendo a una libélula.
O el muchacho alimentado por hormigas debajo de 
las sienes,
perteneciente a un ombligo o la llave del terraplen
ensordecido en un cantaro, donde
la multitud cubre de piel las ciudades: es decir
el himno donde llamea un origen.

Una ciudad.

Y toda ciudad es también
una ciencia.

Un científico puro y amarillo que
desaparece entre
carbones.




Guillermo paredes mattos

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