martes, 2 de agosto de 2016

La Mujer Verde





La mujer con su perspectiva de brisa, ahora
que es alcanzada por los troncos.

La mujer semejante a una niña, buscando la
ley en los cometas.

Sus palabras de la infancia llenas de parpados
fabulosos.

Las torres desnudas en sus astros
describiendo a los musgos en sus cìrculos.

La mujer identica a una muchacha durmiendo
en un extraño exilio lleno de fiordos.

Su fruto verde de araña, su techo invisible
por donde los marsupiales llegan a una de sus
hojas.

Que es invertebrada igual al oceano en una
de sus yemas.

Que dispone de auras y pluricelulares
educaciones, pensadas siempre desde los
cerebros y las bicicletas.

La mujer que regresa del martillo con
residuos mecànicos.

Que ha terminado con las descendencias y
camina en los muelles llena de analogìas.

Que recorre los prefacios con una ciencia
casi siempre metropolitana y antigua, reclinandose
en las hordas de todos los colores.

Los instrumentos en ella
llenos de tambores y hojarascas con escenas
de radiotelescopios.

Que escribe en las sotanas de los monjes
la vida de subversivos jabalìes.

Su nombre relativo a los molinos y las instancias
superlativas de un abanico.

La rotaciòn minuciosa de sus epifanìas
entre recipientes de preambulos
con un concepto o algo que puede ser
denominado como un mediodìa.

Las citas de los merodeadores en los
monasterios de su cuello.

La mujer despidiendo a un termino que
fue masacrado por los brazaletes.

El barco anclado en uno de sus senos donde
se proyecta un juguete de anis.

La mujer blanca de color verde sentada en
esta mesa.

Arrasando de una misteriosa manera mis 
ojos.









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