sábado, 20 de agosto de 2016
El Sur Amarillo
Los edificios hechos de cabelleras.
El universo en las crines diversificado en el musgo.
La tendencia de una hora con raices de magma
en los travesaños.
El futuro de la niebla entre los felinarios
y la pubertad de los yelmos. El templo solar de
un crucigrama en los cometas.
El horizonte con castillos humanos que repiten
los ecos de las olas cuando rompen en los muelles.
Esa arqueologìa de un mamut con vellocinos
que se sumergen en la arena.
El atardecer polar de un oso en una vereda
donde los objetos circulares terminan de
redondearse.
El pulso del velero cuando descansa en una
cresta impulsada por paràbolas.
El vilo de una epifanìa que recoge un ambar
primitivo llegado de los astros mientras organiza
el lenguaje una orbita, un sonido que alcanza
a los sotanos, con una historia de aluminio
y las entrañas del alabastro ahora
-en esta gris mañana- que muestra la
prisiòn del màstil en la aurora.
La brisa, acordonada siempre por un sòlo corazòn.
El tropel en ella de los parques donde se imitan
lustros de pendientes.
De un sur amarillo.
El cuello del abanico demostrandolo todo.
El talisman donde los sacrificios tomaban su avispa
hecha de crateres. El huerto de un gato en
los hombros de una libèlula
mientras entonan los objetos un invierno
de plasmas zumbando como una alegorìa.
O era tan solo una nave encallada en un pueblo
con asteriscos de granizo?
O era ese imperio donde la luna es de salitre?
Y tal vez un lago donde avistabanse sòlo las
copas de los cipreses.
Los edificios tambièn hechos de espirales.
De estrellas que eligen las alambradas para
incrustarse y desechar horizontes como la
iluminaciòn
y el vibrar desesperado de las
inspiraciones.
Mientras el universo entero parece incrustarse
en esas mismas alambradas.
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