martes, 30 de agosto de 2016
El Sueño de los Espejos
Los espejos duermen.
Sus reflejos han caminado
sobre frutos de purpura durante
la noche. De esa manera
alcanzaron el sueño.
Los diluvios emanan
constituciones de sepia
donde alunizò la lechuza.
Lenguas de vidrio organizan
la voz de un pez en el musgo
donde se articulan rastrillajes
e incursiones.
Los edificios se devoran
entre cartas de telas
y los adioses respiran sobre
las corrientes
envueltos por relieves.
Un piano cruza el alba
seguido por el acido y entre
estructuras de goznes
la ciudad moviliza nombres
epistemologicos y puros
silueteados por
menguantes.
El color de los elixires se
desata sobre el erotismo de una
selva sumergida en el pecho
de un murcielago.
Bolicheras de hierba
anudan las leyendas que
circunvalan el universo desde
un horizonte de tallos
y peciolos.
Pero el peciolo es la duna.
El peciolo es el animal
con antiguas arquitecturas
de olivo
dispuestas en los perihelios
como amarillos diluvios
de fuego.
Esparcese el brillo de una
jabalina en las runas
de un futuro
donde el botòn vuelve
a representar un bosque
de alfileres.
Duermen los gigantes
sobre descolosales
jabalinas de humo en las
orillas, donde alcanzaron
los sepulcros los
limites.
Describe la espiga
el don de la magia para
recorrer periscopios
junto a una catalina.
Muy cerca de ello
los circulos en las bicicletas
completan la noche
llevando saliva
en sus bocinas.
-igual que un leopardo-
Los espejos duermen.
Sus reflejos son los que
crean la realidad ahora.
Y tambièn aquello que
forma las sombras en ella.
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