viernes, 22 de agosto de 2014
Primera Densiometrìa de los Patriarcas
Los patriarcas no tienen los cabellos celestes.
Estàn parados en medio de los puentes y buscan
heterònimos.
Tienen un muslo, una pantorrilla y un craneo lleno
de alfileres.
Conocen de maldiciones y de maleficios, asi que
màs comodo les resulta hablar de lo profètico.
Son anfitriones del tallo.
Conocen andenes, reclutan vacìos.
Se perfeccionan diariamente en el arte del nihilismo
y sì es que pueden
-como sì el nihilismo fuera un arte-
caminan acompañados de ofertorios.
Escriben y a veces se alimentan de plastilina.
Los patriarcas son sensatos por ello nunca se guian
por la inteligencia.
Nos hablan de la lucidez sì es que son irracionales.
Tal lucidez es acompañada por oestes de armiños.
Por cruces meta-occidentales.
Por orientes boreales de puas.
Los patriarcas tienen una de esas puas, allì empieza
la destrucciòn de los barcos.
Tienen navìos donde aprendieron por sì mismos a
digerirse.
Los profetas no son como alabastros.
Al ver caer la lluvia llevan sus baldes por las calles
en busca de granizo. Cuando llenan el balde lo aquietan
hasta que el granizo se convierte en agua.
Pero no beben.
Los patriarcas son metàforas por lo tanto poèticamente
nos engañan. Caminan de artificio en artificio. Asi al escribir
estrofas màs arriba que se dedicaban a las profecìas
-ya que les era màs comodo y
menesteroso es rectificarme-
no llegan por esta razòn a las alegorìas
La alegorìa lo presiente y presagia.
Y por ello se desvanece entre la tradiciòn.
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