miércoles, 6 de agosto de 2014

Estrofìsica





No conocemos la regiòn del ejercicio.
Las valla blanca sobre la tibieza.
El vinculo hermafrodita de la pantera
con un rumiante.

Ni el esbozo romàntico y clasicista de
la noche prodiga en verdes
quiromànticos.

No conocemos el porquè de la piedra
labrada con anterioridad por el roce antepasado
del ciclope. Tampoco el libreto donde
los dìas del adolescente se extienden hasta los
vidrios en busca de mariposas sin vertebras.

No comprendo el papel del lenguaje entre
la providencia, pero existen casos donde el
ser de la palabra avanza hacia la uva
convertida en parapente.

Cuadrados como la nube y la yesca.
Nocturnos de himenes y rapsodias.
El brillo se seca ahora como una nota industrial
llegando a los muelles.
El sol presiona el seno intelectual de los
racimos.
Las estellas son lacrimògenas.

Una fotografìa de agua encerrada
en una puerta se transforma en la velocidad
del geranio. Una huella recoge su ballesta. Sus 
cabellos diseminados en las nucas. Omniscientes 
pinos unen insignias descoloridas sobre los
acantilados. Manifiestan los oceanos
su litro de medusas en templos
de andanadas cristalinas
como lo remoto.

Y lo infinito es visible....









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