sábado, 2 de agosto de 2014
Llegada a la Astromelia
El geranio divisa la aguja. Hablar de ella
desde un resplandor es divisible. No como
un nùmero.
La estètica busca su cerebro de barco.
Su casa inmune a los topacios. El riachuelo
se tropieza nuevamente con el cipres, asi
que al arquear su curso, el parpadeo de
un hombre lo espera. A tal parpadeo lo sigue
un buque de amoniaco errante en una estela.
La sed duerme, romantica y desgraciada como
un mito.
Piras de barro se mecen entre las ensenadas
con vaivenes de aqui a un planeta
estremeciendose.
Trances de iridios entre escatologicas imagenes.
Trances de leña y oraciòn con suburbios
violetas.
Extasis como el evento del juramento en
una muselina o fragancias
de porcelana con antiguas profecìas de helio
digeridos por el polen.
Salvas de lluvia como un lenguaje
esclavo. Periodicidad de crotalos en el
artificio del himen donde
la sensibilidad eleva el acero una y otra
vez.
Hasta tocar la astromelia.
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