martes, 12 de agosto de 2014
La Piel Celeste
El sol despierta con su pìel celeste. Detràs
la fantasìa apila sus rigores. Vaticinios de naipes
elaboran densiometrìas entre la magia.
Sobre la tierra una lila abre el color entre espejos
de hierba. Raudo y dorado como un libreto de cròtalos
cae desde un pàjaro el alabastro. Separado de los
otros tiene aùn en su boca, nociones de nieve.
El opalo
de la estela, calza su diamantina escena
teñida de brujos. El lenguaje vuelve por un
instante a la lepra y ocarina. Un
astro toca purpuras veranos entre
adolescencias arrancadas al
musgo.
Datos de helio desde una estrella. Informes de espuma
desde el mar, allì la ola no es sòlo un continente liquido.
Es el oxigeno que termina en las orillas. Es tambièn la
isla y la palmera. Un hombre sueña. Todo en su
sueño no se diferencia del tiempo porque
al igual que èl, no tocarà jamàs un
objeto, el nombre en este
encerrado por escamas y bronces.
En nombre que empiezan a desvanecerse
ahora, en nociones de una piel
celeste.
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