sábado, 30 de agosto de 2014

La Palabra Del Nombre






A medianoche cuando otros siglos sean 
nuestra boca.
Cuando no existan labios ni renglones
sobre la mesa.
En la tesitura del ser respirando siluetas
carnivoras.
Cuando nuestros plazos con la sed estèn
vencidos y no existan mas objetos de los
que aquellos colgando entre los calendarios. 
Iguales a unaagricola de madera o la saeta 
rubia del espejismo.

A medianoche cuando no existan efluvios
ni nogales.
Cuando los numeros se derramen entre la
cantidad con desesperaciòn.
Cuando la calma vague exenta de arpones
dibujando en la marea sus datiles.

Y las cosas en otro mundo sean nada màs
que un atlas. Y en los equinodermos se
suspenda silenciosamente el cuello 
de una jirafa. Tambièn sus liendres.

Cuando sean los exoscismos
quienes nos dicten la llegada de lo divino
y muy en lo opuesto un universo no logre 
colocar una piràmide al pie del triàngulo y 
sus alfabetos.

Mientras la noche sea un vidrio que maniobra
entre los arreboles.

A medianoche cuando los dinosaurios
escriban en el pecho de una pantera; negra 
como el poema del horizonte al desvanecerse
y los libros del epigrama se sostengan 
en un barrilete de acido ò en las
alcantarillas
unamos los predicados y preludios anhelando
sòlo idiosincracias.

Cuandos los demonios toquen los amuletos
del arpa y epistolarmente una pocima dilate la 
resurrecciòn del halo en un pentagrama; en 
iconos y heuristicas de soles y hechos
como la brida suspendida en una escalera igual
a los obuses.

A medianoche cuando la modernidad agonize 
entre guijarros de arena.

A medianoche cuando en el ser de la palabra,
podamos pronunciar de esa palabra el nombre.









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