miércoles, 16 de octubre de 2013

Visiòn de la Palabra







Veo un hombre.
El elemento final de su vida era
un oficio.
Un irracional elemento si escribimos
de plano o somos
hieràticos
como el halcòn
o sus arcanos eslabònes.

Despuès de su lengua caminarà una
ilusiòn - ello podemos intuirlo- un paroxismo de zocalo
buscarà su cicuta, ese insòlito sentir nada
cuando se llega a todo.

Ese llegar a todo con la sensibilidad
de lo que no puede cumplirse
porque no hay final.

Eso lo sabe el zafiro o la sepia,
la ensenada, los filtros; la marcha
de un arte primitivo
para unir desde una reliquia a
la ciencia sòlo
alquimias.

Una que no sea epistemològica, pero
que logre predecir.

Una que comparezca ante el rehen o 
la perdiciòn de un color en el infinito.

Que no deba adelgazar o percibir que
el contrario
es un dialèctico supuesto que observamos
con una linea de exorcismo en el
habla, cuando no en 
un diàlogo.

Cierra los ojos si quieres.

Lo mismo te diràn tus palabras.


Guillermo Paredes Mattos

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