domingo, 13 de octubre de 2013

Etica de la Imaginaciòn







A què soy leal. Poca imaginaciòn basta 
para enquistar un silaba. Abrir lentamente
en ella, aprender de su zapato.
Posiblemente a este ritmo terminarè
anagogizando. Muy cercano a la pena
y un hipòdromo azulado por ritos que
alimentaranse ya de naftalina.
Tambièn tendrè esa naturaleza.

E identificarè edificios.
Despertarè en el amanecer para ver
como las cosas se fermentan
no tendrè oido màs que para aquello
que no ofrece nada....sòlo està.

Dirimirè palabras como piscina y extrañeza,
extorsiòn y bala.
Salir de mi casa serà tan dificil asi que
me pedirè grandes cosas;
un hilo, un pedazo de hoja que arrastra 
en sus corrientes el otoño. El
resplandor de las paredes
cuando no pueden mirarse, un anatema.

Eso serà todo.  Ahh, lo olvido...una melodìa,
una tan arcana como el vellocino 
que un ancestro dejò en este sitio.

Posiblemente encontrarè en
esa instrucciòn la poca imaginaciòn 
que encuentro ahora.

Esa poca imaginaciòn a la que 
se es leal.



Guillermo Paredes Mattos

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