lunes, 7 de octubre de 2013
Jerarquìas del Asombro ante la Muerte
Debo volver a sorprenderme de esta noche.
De la inteligencia que separa las cosas.
De veleros y molinos.
De la clarividencia con que ahora se mueven
los cabellos.
Me sorprendo de dejar de llamar al nombre
por su nombre, pues es ya
clarividencia.
Asimismo, sè que un rìo se descuelga de los pubis.
Esa simetrìa deberìa ser providencial
pero màs cerca es divinidad: tiempo que se
quiebra a sì mismo. Quizà su intenciòn sea
convertirse en poesìa.
Me miro, soy el que bebe del manantial como
otro, aquel que percibiò piràmides cuando era niño
sigo intuyendo cosas tan pequeñas o inmensas
como las que faltan. Es necesario que lo
sepa para dejar atras lo indispensable.
Debo asombrarme nuevamente.
Del acido en los labios del insecto comparado
en un lenguaje con un arca, del galpòn
extorssionado por el aneroide, del
fondo de la vida que
sin idioma.
De todo propòsito.
Del interior de los mapas.
De la semejanza en una reflexiòn cifrando
los zafiros de su interrogante,
-perifericas, altisonantes, nerviosas-
del fonema por donde pasa una retina
de ceremonias donde la luz aprende violentamente
a recordar una colina,
del ladrillo y de ese convencimiento con el
cual enrumba a los ladrillos.
De la orquidea sin girasol dentro
del rito.
De mi arcanidad como tropo o genero
en mediodìa de basalto
cuando las cosas se retiran y algo
silencioso como la muerte llega con el agua
para recien hablar con nosotros.
Guillermo Paredes Mattos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario