jueves, 24 de octubre de 2013

Nocturno de la Ira






El libro se inclina.

Raudo como un homicidio 
de antiguas distancias cuya
intenciòn es textual o tejido.

Rubio como una fila de
yescas. Y aunque es temprano
para recorrerlo...

desde alguna sentencia lo sigo.

La interrogante sigue siendo, al crearlo.
Siendo en el movimiento y la religaciòn
si es posible. Siendo del aura al 
minotauro.

Con un vano epigrama.

Con ilusiòn de biogràfica pena 
de lobo.

Tomando la leyenda del lazo en
su refugio, verde y mineral
como todo lo ortodoxo.

Su iniciaciòn es anònima catedral
donde canta la identificaciòn
del hallazgo
mientras el deseo por la letra
regresa a la marea con su feretro
amargo.

Yo habìa escrito en catedrales
de toda fosforecencia.

- hasta allì llega toda mi apariencia-

Me habìa convertido en letrado de 
la castidad en los organismos; si eran
relativos a la muselina o una
mayuscula comparaciòn 
de descendientes
con fechas
de ignorancia.

Mi ignorancia es tambièn ira; una como
la hoguera y la uva.

Yo sè que seguiràn pasando los siglos.

Y la seguirè descifrando.



Guillermo Paredes Mattos

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